miércoles, 2 de julio de 2014

49- EL AUTÉNTICO “SENTIR”


“Mantengan el corazón encendido
en el más puro amor por toda la Creación”.

Este aspecto es de primordial importancia para las almas en su proceso de elevación vibracional.

            El Orden Solar, o bien, ‘CRÍSTICO’ de conciencia, es la llegada al alma de un ingrediente sutil espiritual llamado: “SENSIBILIDAD”.
            La sensibilidad no es emocionalidad ni ‘sensiblería’; no debe el estudiante confundir los términos porque se trata de cosas muy diferentes y hasta opuestas.

La sensibilidad nacida desde el ‘corazón búdico’
es un despertar consciente a la “Unidad de Vida”.

No estamos hablando de un despertar tan solo intelectual, es decir, ‘teórico’, de la unidad, lo cual también sucede en el transcurso del Sendero hacia la espiritualidad, sino de un despertar ‘sensitivo’. Hablamos de un refinamiento sutil en el área del “SENTIR”.

            Este aspecto en el ser humano se conecta con diferentes niveles o esferas del Ser; es decir que, el “sentir”, obedece a energías sincrónicamente relacionadas de distintas ‘envolturas’ de la Mónada. La envoltura que más se relaciona al ‘sentir’ es la astral.
            Recordamos que tanto podemos hablar de “envoltura” como de “vehículo” o “cuerpo” al referirnos a las distintas capas de energías que conforman el ser humano completo.
            El “SER” mismo es la ‘Mónada’ o ‘Chispa Espiritual’, mientras que las “envolturas” son las energías con las cuales “La Chispa Divina” se reviste, desde los planos más sutiles (la envoltura Búdica) hasta los más densos en materialidad (el cuerpo físico).

(Ya hemos señalado conocimientos de esta índole en transmisiones pasadas, pero estas instrucciones actuales consideran la llegada de “estudiantes nuevos” a estas páginas, y por eso refrescar los conocimientos básicos se hace necesario, para que se entienda el sentido de la Enseñanza).
           
            La envoltura astral posee niveles o gradaciones vibracionales.
            Podríase decir que son 7 los niveles vibratorios que conforman la “envoltura-vehículo astral”. Los niveles de vibración más densos, es decir, los que vibran más ‘lento’ (los subplanos inferiores del astral), conforman lo que en vuestros libros de esoterismo se llama “CUERPO DE DESEOS”. Esta es la región ‘baja’ y ‘media’ del astral y es la materia donde se reflejan las emociones humanas más comunes y corrientes de la actual Humanidad, como los deseos materialistas, los afectos personales, el fuerte sentido de apego y posesión, los celos, la envidia, el egoísmo, el odio, la ira, el miedo, las pasiones,  las tendencias al sensualismo, etc. Todas las emociones y deseos de orden más material y físico sensorio están en el “cuerpo de deseos”. Podríase decir que este es ‘el órgano interno del yo inferior’ que, unido a la mente inferior, genera pensamientos de orden inferior, constituyendo así el YO PERSONAL: “deseo + pensamiento”, compenetrados simbióticamente.
            Todo lo que pueda llamarse “sentir” en esta área, la del yo inferior, no es el “sentir” del que estamos hablando en esta enseñanza; y más aún, el sentir proveniente del ‘cuerpo de deseos’ está condicionado por experiencias del pasado, es ‘mecánico’, debido a que el cuerpo de deseos es un reservorio de las experiencias pasadas de gusto y disgusto, placer y dolor, por las que ha atravesado el alma humana durante las sucesivas encarnaciones. Por lo tanto, el cuerpo de deseos tiene energía propia, y es la “acumulación” o “residuo” de las experiencias. Esto es lo que condiciona el “sentir” del hombre, porque para el ser humano que no se conoce a sí mismo, y que por lo tanto no conoce su “cuerpo de deseos”, toda nueva vivencia presente estará condicionada por el bagaje de energías que trae en ese reservorio astral. Esto es lo que produce los miedos paralizantes (fobias), las tristezas crónicas profundas (depresiones), el desaliento, la conducta iracunda y la antipatía y odio que paralizan o disparan conductas antisociales y exageradas con respecto al ‘hecho’, todo lo cual está fuera del AHORA, desalineado con la Energía Presente de la Vida.
            El “cuerpo de deseos” es condicionante y muchas veces paralizante y es por este motivo que debe ser abordado su estudio y conocimiento, porque ese desdichado y limitante estado vibracional debe, después de cumplir con su cometido en la evolución, ser observado y trascendido.

            Es por esto que al principio de la transmisión se ha dicho:

Mantengan el corazón encendido en el más puro amor…

Se expresó esto para que tengáis “una llave” con la cual podáis abrir la puerta a la liberación de todas las trabas internas. Esas trabas están dentro del mismo ser humano, y si el hombre comienza a conocerse a sí mismo, conociendo las tendencias y hábitos astrales llamados emociones y deseos; tan solo cuando “conoce”, “observa” y “se da cuenta”, puede entonces encontrar “la llave” y las claves de ayuda que necesita para trascender esos estados de mecanicidad.

            El cuerpo de deseos es un “elemental astral”, es decir una entidad viviente del Reino elemental en el plano astral, que ha construido el ‘cuerpo de deseos’ a partir de su propia esencia elemental con laboriosidad. Es por este motivo que para trascender las astralidades densas y limitantes de la conciencia hay que agradecer a ese ‘elemental’ por su labor y decirle internamente que ya su tarea ha sido cumplida; y así, despedirlo con amor y gratitud; porque es gracias a su labor que el ser humano ha podido conocer el mundo de deseos y emociones bajas, aprendiendo valiosas lecciones de vida de todas las experiencias en cada encarnación. Así que, el “elemental del deseo”, merece el respeto y la gratitud del hombre que ya se está liberando de sus vibraciones densas. Esto es algo poco comprendido por muchos ‘estudiantes’ que solo piensan en “destruir” al ego, en “dar muerte” a lo inferior… Tal actitud es común en los peregrinos jóvenes, almas bien intencionadas, pero aún sin la suficiente madurez.

            La aceptación, el amor y la gratitud es el sendero para quienes comprenden más y mejor el lugar de cada cosa en la Evolución.
            Cuando ‘algo’ en la evolución (vibraciones en forma de hábitos, costumbres, creencias, tendencias, etc.)  ya cumplió con su cometido y ya no sirve más al hombre, debe ser despedido con amor y gratitud, no con lucha y violencia, ya que esta última actitud volverá a fortalecer al “Habitante del umbral”(1) y en lugar de liberarse, estará el inexperto estudiante esclavizándose nuevamente a la vibración que debe dejarlo.

            Estas son tan solo algunas pautas para el “Trabajo Interior”, para permitir el progreso y evitar el retroceso o el estancamiento en el Sendero. Todo estudiante podrá elaborar sus propias reflexiones a partir de estas simples enseñanzas.

            El auténtico “sentir”, al cual nos referimos al comienzo, es un impacto de Buddhi sobre los subplanos superiores del astral en el ser humano; es decir, la transferencia de las ‘vibraciones solares’ de la envoltura búdica a la región más sutil de la envoltura astral en el hombre.
            Cuando esto sucede, el hombre es capaz de “sentir” auténticamente la Vida como UNIDAD, y así, un puro amor por todos los seres nace. Podréis llamarle “afecto”, pero un afecto sin apegos, un afecto compasivo y universal.

            Pero la condición para que este refinado “SENTIR” despierte es la limpieza astral de las vibraciones más groseras, porque si este trabajo interno no se efectúa, las vibraciones groseras ‘taparán’ y ‘oscurecerán’ toda posibilidad de expresión de las sutiles vibraciones solares de unidad y amor que puedan existir en el interior del hombre.
            Por eso, el “trabajo interior” es doble: Por un lado conocer y trascender lo inferior, y por el otro, meditar alineándose internamente con las esferas superiores; y esto lo puede lograr el GÑANA, es decir, la reflexión y el trabajo filosófico serio para penetrar en los conceptos verdaderos sobre la Vida.
Esto último abrirá una brecha, por donde la Blanca Paloma Solar podrá descender. Este es el Espíritu Solar descendiendo al corazón del Hombre, y es lo que podrá terminar de purificar lo que aún quede por purificarse. El trabajo es pues, doble, y es el Sol en el Hombre el que lo concluye.

“EL SOL HACE NUEVAS TODAS LAS COSAS”

            Colocad este mantra en vuestra mente y dejad ‘ser’ el resto…
            Un nuevo “sentir” surgirá…, como la fresca flor en el rocío de la mañana…


HERMANDAD SOLAR





1-      Habitante del Umbral: Para entender este tema visita la transmisión N° 10 con el título “Morador del Umbral” en este mismo Blog, buscando en el archivo o en las ‘etiquetas’.



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